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Historia, maleta y niños

Georgia O’Keeffe para niños: Mucho más que flores

La artista Georgia O’Keeffe es considerada la madre del Modernismo americano por sus enormes primeros planos de flores y una artista ideal para introducir los niños en el mundo del arte. Pero, ¿qué se esconde detrás de estas enigmáticas imágenes?

Retrato de Georgia O'Keeffe de joven, foto tomada por Alfred Stieglitz
Retrato de Georgia O’Keeffe, tomado por Alfred Stieglitz en 1918. Impresión sobre gelatina de plata. 24,13 x 19,05 cm. Museo Georgia O’Keeffe.
¿Qué encontrarás en este artículo?

Biografía de Georgia O’Keeffe

Los primeros años

Georgia Totto O’Keeffe nació el 15 de noviembre de 1887 en Sun Prairie (Wisconsin, EE.UU.). Era la segunda de siete hermanos, entre los que ocupaba una posición privilegiada por ser la mayor de las chicas: todos la querían mucho, pero ella siempre lograba imponer sus planes. De hecho, ella era la única que contaba con una habitación propia, mientras que de sus cuatro hermanas dos compartían un cuarto y las otras, además, convivían con su tía abuela Jennie.

Sus abuelos se encontraban entre los primeros habitantes de Sun Prairie, aunque su procedencia era irlandesa, húngara y holandesa. Desde muy pequeña disfrutaba jugando al aire libre, recorriendo los campos, extensas praderas y lagos que rodeaban la granja de sus padres. Allí recogía los pequeños tesoros que la naturaleza nos ofrece: piedras, conchas, plumas, palos… 

Recuerdo los bellos campos de cereales, los trigales, como nieve amarilla en primavera. Estaban arando y había campos arados y campos con cultivos. 

Al salir de la escuela, se dedicaba junto con sus hermanos a atender el huerto y colaborar en las tareas de la casa. Después de la cena, se juntaba toda la familia y la madre, Ida, tocaba el piano o les leía historias. Ida estaba muy convencida de la importancia de la educación, y matriculó a sus hijos en los colegios privados más próximos. 

O’Keeffe estuvo rodeada en los primeros años de mujeres fuertes: su madre, su tía abuela Jennie, sus dos abuelas y tías… Todas le enseñaron que daba igual que una estuviera casada o soltera, se puede ser fuerte y eficaz y cumplir con satisfacción las responsabilidades de cada cual. 

Le encantaban las clases de pintura que tomaba con sus hermanas, siendo sus primeros modelos los miembros de su propia familia.

Georgia O'Keeffe. Figura en acuarela 1905-1906. Una de las primeras acuarelas de la artista Georgia O'Keeffe
Georgia O’Keeffe. Sin título (figura). Acuarela sobre papel. 1905-1906. 17.78 x 11,11 cm. Museo Georgia O’Keeffe

La familia O’Keeffe se muda a Virginia

A los 12 años decidió que quería ser artista, lo tenía clarísimo y así se lo dijo a una amiga del colegio. Con el cambio de siglo, la familia O’Keeffe vendió sus propiedades en Sun Prairie y se trasladó a Williamsburg, Virginia. Georgia se graduó en el Instituto Episcopaliano Chatham, donde dejó constancia de su buen hacer en las clases de arte y causando sensación entre sus compañeras gracias a su arrolladora personalidad. 

Virginia era una tierra bellísima. Yo solía pasear por las colinas; pero al final tenía la sensación de que conocía todos los árboles del monte. 

Pero pronto la tranquilidad sureña se le quedó pequeña a Georgia. Su profesora de arte, Elizabeth M. Willis, sugirió a los O’Keeffe que mandaran a la joven a estudiar a Nueva York, pero la familia se decantó por Chicago, que estaba más cerca de sus orígenes. Años después Georgia recordaría con cariño a su profesora de arte del colegio, quien le enseñó a diferenciar las sutilezas y enorme variedad en los tonos de los colores. Con ella aprendió a mirar los más pequeños detalles y a desear plasmarlos con veracidad en sus pinturas. De esta manera, O’Keeffe se matriculó en el Instituto de Arte de Chicago en 1905. 

Georgia O'Keeffe Two pink shells. Pintura de 1937
Georgia O’Keeffe. Two Pink Shells (Dos conchas rosas), 1937. Óleo sobre lienzo, 30.5 x 25.4 cm. Museo Georgia O’Keeffe.

Durante el verano contrajo fiebres tifoideas, así que pasó el siguiente curso recuperándose en casa de sus padres en Williamsburg. Un año después, decidió matricularse en la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York. 

Georgia O’Keeffe como profesora de arte

Georgia O'Keeffe Eugene Speicher retrato 1908 portrait
Retrato de Georgia O’Keeffe por su compañero de la Liga de Arte Eugene Speicher, 1908. Georgia aceptó posar para él a regañadientes. A partir de ahí decidió que ella sería pintora, no modelo.

En 1908 ganó el premio William Merritt Chase por su obra Conejo muerto con el crisol de cobre. El premio incluía una beca para asistir a la escuela de verano de la Liga de Estudiantes de Arte de Nueva York en Lake George (Nueva York). Desgraciadamente el academicismo propio de la época no le permitía expresar lo que ella sentía, manifestar su verdadero «yo» artístico… Durante un tiempo parecía que su futuro iba a centrarse en la docencia o en el diseño gráfico. 

Georgia O'Keeffe Dead rabbit with a copper pot (Conejo muerto con el crisol de cobre). 1908. Primeras pinturas de Georgia O'Keeffe con la que ganó un premio
Georgia O’Keeffe. Dead rabbit with a copper pot (Conejo muerto con el crisol de cobre). 1908. Art Students League of New York Collection.

Residió en diversos destinos en los que completaba su formación y trabajaba como profesora de bellas artes: Texas, Virgina, y Carolina del Sur. En este periodo vivía fascinada por la naturaleza salvaje de aquellos paisajes, duros tanto en verano como en invierno por los contrastes de frío y calor. Como siempre, Georgia sentía deseos de pintar, pero quería intentar algo diferente, lo contrario a lo que se le había enseñado:

Me había criado de forma bastante parecida al resto […] y un día me sorprendí a mi misma diciendo: -No puedo vivir como quiero -No puedo ir donde quiero -No puedo hacer lo que quiero -Ni siquiera puedo decir lo que quiero. La escuela y lo que los artistas me han enseñado me impiden incluso pintar como quiero. Decidí que era una tonta estúpida por no pintar al menos como quería […]

Primeros pasos hacia la Modernidad

Hizo un experimento y se prohibió usar colores. Así que se sentó día tras día con un pedazo de carboncillo en el suelo de su habitación y trató de expresar sus sentimientos, su verdadero núcleo más íntimo. Después de meses de intentos frustrantes, de repente sintió una nueva libertad plasmada en su arte. Sus pinturas ahora consistían en formas abstractas que evocaban llamas balanceándose o la vitalidad de los brotes frescos tiernos.

Georgia O'Keeffe. Nº 12 (Special). 1916. Carboncillo sobre papel. Early charcoal painting by Georgia O'Keeffe
Georgia O’Keeffe. Nº 12 (Special). 1916. Carboncillo sobre papel.

Tras conocer al artista Arthur Wesley Dow durante unos cursos de verano en 1912, su estilo comenzó a cambiar. Dow era un revolucionario que animaba a los artistas a expresarse utilizando la línea, color y el sombreado armoniosamente. Creía que el arte debía ser una fuente de inspiración para todas las personas, participar de la vida cotidiana, y no sólo un adorno para unos pocos privilegiados. O’Keeffe disfrutó tanto de estos seminarios que empezó a desarrollar sus pinturas de manera más libre, dándole ritmo a la composición, como si se tratase de una partitura musical.

Georgia O'Keeffe Anything (Algo) 1916
Georgia O’Keeffe. Anything (Algo), 1916. Óleo sobre tabla, 50 x 40 cm. Museo Georgia O’Keeffe.

Georgia O’Keeffe y Alfred Stieglitz: la Galería 291

Gracias a sus estancias en Nueva York, O’Keeffe estaba al tanto de todas las vanguardias artísticas que llegaban de Europa. Su primera gran oportunidad vino de la mano del fotógrafo y galerista Alfred Stieglitz. Anita Pollitzer, amiga de Georgia, le enseñó los dibujos al carbón de O’Keeffe y le parecieron «lo más puro, bello y sincero» que había visto en mucho tiempo.

Señor Stieglitz: Si después de una semana recuerda por qué le gustaron los dibujos míos que le enseñó Anita Pollitzer y qué le dijeron, me gustaría saberlo si quiere decírmelo. (…) Los hice para expresarme (para expresar lo que sentía y deseaba decir), ya que no tenía palabras para hacerlo. Seguramente sabe sin que se lo diga que pregunto porque quiero saber si alguien ha captado lo que quise decir. 

Estimada señorita O’Keeffe: ¿Qué voy a decir? (…) Quiero que sepa que me produjeron gran gozo. Fueron una auténtica sorpresa y ante todo me parecieron la expresión genuina de usted misma (…)

Los expuso en su galería, 291, lo que supuso un cambio en la mentalidad artística de O’Keeffe. ¡Era un pasaporte al éxito!

Georgia O'Keeffe y Alfred Stieglitz posan frente a dos de sus cuadros. Vogue, 1945. ©Cecil Beaton
Georgia O’Keeffe y Alfred Stieglitz posan frente a dos de sus cuadros. Vogue, 1945. ©Cecil Beaton

A partir de 1917 comenzó a trabajar con el grupo de artistas que había reunido Stieglitz en su galería: Charles Demuth, Arthur Dove, Marsden Hartley, John Marin, Paul Strand y Edward Steichen. Las fotografías de Strand, así como las de Stieglitz, inspiraron la obra de O’Keeffe. La relación entre la artista y el fotógrafo prosperó gracias a una incesante correspondencia. Después, trascendió lo puramente profesional, ya que se casaron unos años más tarde. En esta época la pareja alternaba su residencia entre Nueva York con temporadas en la finca que tenía la familia Stieglitz en Lake George.

Georgia O’Keeffe se había convertido en una de las artistas más famosas del mundo. Disfrutó del éxito, aunque siempre se sentía más cómoda en la naturaleza, a solas con su caballete y sus pinturas. ¿Sería capaz de mantenerse fiel a sí misma y su arte, o acabaría devorada por la fama?

Georgia O’Keeffe y Nueva York

Georgia O'Keeffe Radiator Building Night New York 1927
Georgia O’Keeffe. Radiator Building – Night, New York. 1927. Óleo sobre lienzo. 121.9 x 76.2 cm. Crystal Bridges Museum of American Art, Bentonville, Arkansas (Estados Unidos).

O’Keeffe seguía depurando su estilo, cada vez más sólido y maduro. Aprovechaba al máximo el tiempo que pasaba a solas, aunque en los veranos en Lake George era prácticamente imposible. Los numerosos amigos y familiares les visitaban continuamente y, aunque a O’Keeffe le caían bien y se preocupaba por ellos, también deseaba estar sola para poder concentrarse y trabajar. Comenzó a pasar parte de los veranos en York Beach (Maine). En Nueva York el  matrimonio se había instalado en el Hotel Shelton, en la esquina de Lexington con la Cuarenta y ocho. De esta forma no había que preocuparse por las tareas domésticas, tenían espacio y fantásticas vistas a la ciudad. 

Las pinturas de Nueva York supusieron un triunfo importante para la artista:

Cuando quise pintar Nueva York, los hombres pensaron que había perdido el juicio. Pero lo hice de todos modos. 

El descubrimiento de Nuevo México

El éxito profesional era evidente, pero la realidad es que O’Keeffe estaba cada vez más deprimida. Ni Nueva York ni Lake George le suponían ningún estímulo, pero al ser los lugares preferidos de Stieglitz accedía a ir con él. La situación generaba numerosas discusiones en la pareja.

Creo que iré al Oeste si soy capaz de conservar el valor y dejar a Stieglitz. He de librar siempre una gran lucha para dejarle. 

El viaje que O’Keeffe realizó en 1929 cambió su vida: de camino entre Colorado y Texas se detuvo en Nuevo México, invitada por una amiga. Los colores y paisajes de aquellas tierras le dejaron maravillada. Fueron unos meses muy felices: Georgia aprendió a conducir, asistía a fiestas, se bañaba en lagos y acequias para luego tomar el sol desnuda. La crispación y agobios que sentía en Nueva York desaparecieron. 

Georgia O'Keeffe house in Abiquiu. Casa de O'Keeffe en Abiquiu
Interior de la casa de Georgia O’Keeffe en Abiquiu, Nuevo Mexico. Imagen via.

Ghost Ranch

En las décadas de 1930 y 1940 su popularidad aumentó gracias a una serie de exposiciones en Nueva York. O’Keeffe obtuvo numerosos encargos. El Museo de Arte Moderno (MoMA) organizó un concurso para pintores americanos para realizar unos paneles en el Radio City Music Hall. O’Keeffe iba a tomar parte, a pesar de las protestas de su marido, pero finalmente las cosas se torcieron y no realizó su obra -para alegría de Stieglitz-.

La relación con el fotógrafo no pasaba por su mejor momento debido a las infidelidades de él, lo que sumió a O’Keeffe en una crisis nerviosa. Estuvo sin pintar entre 1932 y 1934. Poco a poco llegaron a un acuerdo, y ella decidió pasar más temporadas en Nuevo México. En 1934, Georgia llegó a Abiquiu, y un amigo suyo le descubrió Ghost Ranch: allí la artista encontró justo lo que necesitaba. A partir de ahí estableció un ritmo de estadías en cada una de sus casas: la primavera la pasaba en Lake George, después Nuevo México durante el verano. En otoño estaría en Lake George con Stieglitz y en invierno irían juntos a Nueva York. 

El Instituto de Arte de Chicago celebró una muestra retrospectiva de su trabajo en 1943; y en 1946 fue la primera mujer en tener su propia exposición en el Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA).

Últimos años de Georgia O’Keeffe

Tras la muerte de Stieglitz en 1946, O’Keeffe se retiró permanentemente a su finca, Ghost Ranch, permaneciendo allí casi recluida, aunque sin cesar de pintar, hasta el final de sus días.

Georgia O'Keeffe Ghost Ranch
Georgia O’Keeffe toma el sol en Ghost Ranch, Nuevo Mexico. Fotografía tomada por Arnold Newman. Imagen via

En 1962, O’Keeffe fue nombrada miembro de la Academia Americana de Artes y Letras y, cuatro años después ingresó en la Academia Americana de las Artes y las Ciencias. La siguiente década supuso un nuevo impulso a su carrera cuando el Museo Whitney de Arte Americano organizó una gran exposición con sus cuadros, la primera desde 1946. De esta forma, O’Keeffe fue «descubierta» por las nuevas generaciones de amantes del arte.

Falleció en Santa Fe (Nuevo México) a los 98 años.

Las obras de Georgia O’Keeffe: un reflejo de su vida

Su forma de «pintar música» hace que sus obras sean vibrantes y llenas de color. También hay un gusto por el detalle muy característico. O’Keeffe pintaba en gran formato elementos que en la realidad son muy pequeños, para hacer notar al público que hay que detenerse para fijarnos más atentamente en lo que nos rodea.

Podría decirse que la evolución artística de O’Keeffe pasa por distintos estadios. En un primer momento produce obras claramente academicistas, como es el retrato a la acuarela de arriba. Pero ella no se encontraba satisfecha con este estilo, por lo que decide ir probando nuevas técnicas y formatos. De su relación con el fotógrafo Stieglitz aprende a imitar los primeros planos y las imágenes cortadas propias de la fotografía. Aunque, sin lugar a duda, su gran fuente de inspiración fue la naturaleza, con la que estuvo en contacto permanente a lo largo de su vida. 

Georgia O'Keeffe en Abiquiu 1960 Tony Vaccaro
Retrato de Georgia O’Keeffe en Abiquiu, Nuevo México, en 1960. Fotógrafo Tony Vaccaro.


Del Academicismo al Modernismo americano: los paisajes de Georgia O’Keeffe

Si bien O’Keeffe es principalmente conocida en la Historia del Arte por sus flores a gran escala, no son éstas las únicas que la consagraron como madre del Modernismo americano. Desde las vistas de los imponentes rascacielos del Nueva York de principios de siglo, hasta las distintas series realizadas en su madurez desde su rancho, O’Keeffe presenta una visión fresca y prístina del mundo. Sus pinturas de huesos animales, las montañas, las construcciones de adobe o el brillante cielo comparten la delicadeza de los detalles y la pureza de la gama cromática. La naturaleza a través de los ojos de O’Keeffe es la apertura de un nuevo mundo.

Georgia O'Keeffe lake George reflections
Georgia O’Keeffe. Lake George Reflection. 1921-22. Óleo sobre lienzo. 147.3 x 86.4 cm. Colección privada.

Las flores de Georgia O’Keeffe

Las enormes flores de O’Keeffe son, como dice Jiménez-Blanco (veáse bibliografía abajo), «una respuesta a la grandiosidad de la naturaleza americana». Su gran tamaño que, en muchas ocasiones, desborda los límites del lienzo, se relaciona directamente con la amplitud de los paisajes locales. Las flores, además, representan la belleza de lo efímero y la delicadeza de la vida. 

Georgia O'Keeffe Amapola 1928 Poppy
Georgia O’Keeffe. Red Poppy, nº 5 (Amapola roja, nº 5). 1928. Óleo sobre lienzo. Museo Georgia O’Keeffe.

Comenzó a pintarlas hacia 1919, pero a partir de 1924 empezaron a crecer y crecer. El origen de las flores ampliadas se debe a su hermana Ida O’Keeffe, quien llenaba la casa de Lake George de flores silvestres. Su primera flor a gran escala, titulada Petunia, n° 2, se exhibió por primera vez un año después. En estos primeros momentos, O’Keeffe pintaba arreglos florales que ella misma componía. Más adelante fue reduciendo el número de especies y ampliando el formato de los elementos.

Todo el mundo asocia las flores a muchas cosas… Pero -de algún modo- nadie ve una flor -realmente- es tan pequeña- nadie tiene tiempo… así es que me dije -pintaré lo que veo- lo que la flor es para mí, pero la pintaré grande y se quedarán sorprendidos al tomarse su tiempo para mirarla.

Su obra Estramonio / Flor blanca nº 1 (1932) fue subastada en 2014 y vendida por 44.4 millones de dólares, el precio más alto alcanzado por la obra de una mujer artista. O’Keeffe fue, además, la primera mujer en exponer su obra en una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

Georgia O'Keeffe Estramonio / Flor blanca nº 1
Georgia O’Keeffe. Estramonio / Flor blanca nº 1. 1932. Óleo sobre lienzo, 121 x 101,6 cm. Museo de Arte Estadounidense Crystal Bridges, Bentonville, Arkansas, EE.UU.

El arte de Nuevo México

Para O’Keeffe, Nuevo México supuso una fuente de inspiración sin fin. Le gustaban especialmente las cosas que solemos pasar por alto, como una puerta en una pared vieja, o una pequeña flor. Realizó obras en las que colocaba flores en un cráneo animal, o huesos colocados de tal manera que creaban su propio entorno en combinación con el paisaje del desierto. Algunos consideraron estos temas aterradores o incluso repulsivos, pero para O’Keeffe eran la belleza más pura y salvaje. 

Georgia O'Keeffe Ram's Head, White Hollyhock-Hicks Cuadro de cráneo de carnero con flores en Nuevo Mexico
Georgia O’Keeffe. Ram’s Head, White Hollyhock-Hicks.1935. Óleo sobre lienzo. 76.2 x 91.4 cm. Brooklyn Museum, Donado por Edith y Milton Lowenthal, Imagen vía

O’Keeffe comenzó a llevarse huesos a casa después del primer verano que pasó en Nuevo México, en 1929:

Veo al fondo del estudio un gran montón de huesos: una cabeza de caballo, una cabeza de vaca, huesos largos, huesos cortos, curiosos huesecillos de todas clases y huesos grandes también. Una hermosa cabeza de carnero ocupa el centro de la mesa (…). Qué voy a hacer con esos huesos (…). Creo que cuando deje el paisaje trabajaré con estos curiosos objetos (…) aunque tal vez no lo haga. (Julio, 1931). 

La primera vez que la artista expuso sus obras de huesos fue en 1931: la impresión que causó entre el público fue enorme. Algunos veían en estos cuadros una representación de las maravillas de la naturaleza. Otros, en cambio, comenzaron a hablar de la muerte, la desesperación y la destrucción. O’Keeffe lo tenía claro: consideraba a los huesos parte de la vida en el desierto. 

Fotos de Georgia O’Keeffe: Una mirada a la artista

Georgia O'Keeffe as a teaching assistant at the University of Virginia in 1915.
Georgia O’Keeffe como profesora en la Universidad de Virginia en 1915. Imagen via
Georgia O'Keeffe en 1918. Imagen tomada por Alfred Stieglitz
Georgia O’Keeffe en 1918. Gelatina de plata. Imagen tomada por Alfred Stieglitz. Museo Georgia O’Keeffe.
Imagen de O`Keeffe en el documental de Perry Miller Adato
Georgia O’Keeffe en una imagen del documental Georgia O’Keeffe – A life in art de Perry Miller Adato, 2003.
Georgia O'Keeffe en Abiquiu en 1948 por Philippe Halsman
Georgia O’Keeffe en su casa de Abiquiu, Nuevo Mexico. 1948. Fotografia tomada por Philippe Halsman. Imagen via
Georgia O'Keeffe en 1960 en Albuquerque, New Mexico, Tony Vaccaro
Georgia O’Keeffe en Albuquerque, Nuevo México, 1960. Imagen de Tony Vaccaro/Getty Images

Este es un pequeño documental de Georgia O’Keeffe hablando sobre su vida y su trabajo desde su casa de Abiquiu. Se rodó cuando la artista tenía ya 90 años…

Las frases de Georgia O’Keeffe

Sobre el arte y los artistas

Lo tenía en mi cabeza, bueno, quizá no tenía ni 12 años… sabía que iba a ser pintora.

Se requiere coraje para crear el universo artístico de uno.

Decidí empezar de cero, romper con todo lo que me habían enseñado. 

Solía pintar fragmentos de cosas porque podían expresar tan bien o mejor mis ideas que la cosa completa. 

Cuando tienes una flor en tu mano y la observas, se convierte en tu mundo en se momento. Quiero darle ese mundo a los demás. La mayoría de la gente en la ciudad va con prisas, no tienen tiempo para mirar una flor. Quiero que las vean les guste o no.

Sobre ser uno mismo

Siento que hay algo inexplorado sobre las mujeres que sólo una mujer puede explorar

Me he sentido absolutamente aterrorizada todos y cada uno de los momentos de mi vida – pero nunca me ha impedido hacer ninguna de las cosas que he querido hacer. 

Sé que la mayoría de las personas están tan centradas en sí mismos que no se dan ni cuenta de su propia individualidad; puedo verme a mi misma, y eso me ha ayudado a expresar lo que quiero decir en mis pinturas. 

Obtienes cualquier logro que estés dispuesto a reconocer

Georgia O’Keeffe para niños

Georgia O'Keeffe Sobre las nubes I 1962-63
Georgia O’Keeffe. Above the clouds I (Sobre las nubes I). 1962-63. Óleo sobre lienzo. 91.75 x 122.55 cm. Museo Georgia O’Keeffe.

O’Keeffe nos ofrece un arte accesible y comprensible para todos. ¿A quién no le gustan las flores, las conchas, el cielo o las montañas? Observar sus cuadros es como realizar una excursión al aire libre, donde podemos disfrutar del aire puro y de las maravillas de la naturaleza. La suya es una obra que conecta con los niños casi al instante. Aunque califiquemos muchos de sus trabajos como abstractos, debido a su forma de ampliar los más pequeños detalles a grandes dimensiones, a los niños les resulta llamativo que una artista se fije en esas pequeñas cosas, al igual que suelen hacer ellos.

Los más jóvenes también pueden apreciar su gran dosis de realismo, al ver sus cuadros les parecen «de verdad». Los detalles son tan precisos y la ejecución tan limpia que casi parece que estemos observando una fotografía macro 🙂

Las formas de sus figuras y su paleta de colores nos invitan a inspirarnos en sus temas y dejar volar nuestra imaginación. Seguro que después de conocer algunos de sus cuadros nos fijaremos más en los detalles en nuestro próximo paseo campestre.

Recursos educativos sobre Georgia O’Keeffe

Los trabajos de Georgia O’Keeffe son realmente interesantes para ponernos manos a la obra e intentar reproducirlos en casa con los niños. Son temas universales que se pueden adaptar a muchas técnicas artísticas y, realmente, podemos aprovechar los materiales que tengamos por casa. ¡Estos son algunos de los nuestros!

Actividad Georgia O'Keeffe para niños

En el siguiente vídeo se explica cómo pintar un paisaje al estilo de Georgia O’Keeffe:

¿Dónde podemos encontrar a Georgia O’Keeffe?

La vida de O’Keeffe se vio ligada a lo largo de los años a los paisajes de Nuevo México. Sería una propuesta ideal, y para muchos utópica, el hacer una escapada para poder acercarnos a su realidad. Si bien es difícil, os proponemos unas alternativas que seguro os son más asequibles:

Georgia O’Keeffe Museum

El Georgia O’Keeffe Museum nos ofrece en su página web un espacio llamado Collections online. Aquí encontrareis un buscador que nos permite conocer la vida y obra de la artista a través del catálogo del museo, con detalles y breves descripciones de cada una de las piezas. Está en inglés, pero merece la pena navegar por su página para adentrarnos en el mundo de la artista. 

Historic Artists’ Homes & Studios (HAHS)

Esta asociación aglutina las casas y estudios de artistas norteamericanos que actualmente sirven como museos. Entre ellas, se encuentra la de Georgia O’Keeffe. En su web podéis encontrar información, fotografías y curiosidades sobre Abiquiu, el que fue su hogar durante varias décadas. 

Museo Thyssen-Bornemisza

En España contamos con algunas obras de O’Keeffe en el madrileño Museo Thyssen-Bornemisza. Aquí podéis acceder a las fichas de dichos cuadros para obtener más información al respecto. 

Si queréis saber más…

Bibliografía sobre Georgia O’Keeffe para niños

Bibliografía para todos sobre Georgia O’Keeffe

Museo Georgia O’Keeffe

Preguntas y respuestas sobre Georgia O’Keeffe

La vida de Georgia O’Keeffe fue muy larga lo cual, unido a su dinamismo y jovialidad, le permitió vivir intensamente. A continuación resumimos las preguntas más comunes que suelen surgir al hablar de O’Keeffe: 

¿Cuándo nació Georgia O’Keeffe?

15 de noviembre de 1887

¿Dónde nació Georgia O’Keeffe?

Sun Prairie, Wisconsin (EE.UU.)

¿Quién fue Georgia O’Keeffe?

Georgia O’Keeffe fue una pintora estadounidense considerada la madre del modernismo americano. Aunque desde niña disfrutaba con el dibujo y la observación de la naturaleza, sus inicios artísticos fueron como profesora de arte en varios estados, entre ellos en la Universidad de Virginia. Un cambio de estilo hacia 1912 le llevó a Nueva York, situándose en la vanguardia artística de la ciudad. 

Años después viajó a Nuevo México y se enamoró perdidamente de aquellos agrestes paisajes. La inspiración de O’Keeffe provenía, principalmente, de la propia naturaleza. Para ella era importante destacar hasta los más pequeños e insignificantes detalles del mundo que le rodeaba. 

¿Qué pintaba Georgia O’Keeffe?

Georgia O’Keeffe es principalmente conocida por sus primerísimos planos de flores que abarcan la totalidad del lienzo. Sus primeras obras son claramente academicistas, muy realistas. Después comenzó a modernizar su arte y tender a la abstracción. Realizó numerosos paisajes del entorno de su hogar en Nuevo México, además de composiciones para naturalezas muertas. 

¿Quién fue el marido de Georgia O’Keeffe? ¿Tuvo hijos?

Georgia O’Keeffe se casó con el fotógrafo y galerista Alfred Stieglitz. La pareja no tuvo hijos: aunque a ella sí le habría gustado, su marido estaba aterrorizado por la idea de perderla en el parto (una de sus hermanas falleció al dar a luz y su propia hija sufrió una gran crisis post parto que terminó en esquizofrenia). 

¿Cuándo murió Georgia O’Keeffe?

6 de marzo de 1986 a los 98 años. 

¿Cómo citar este artículo?

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¡Gracias!

Revive la juventud de Georgia O’Keeffe en Colonial Williamsburg

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