Seguimos descubriendo los secretos de la mitología griega: ahora es el turno de los dioses olímpicos. Y éstos, ¿quiénes son? ¿Cómo llegaron al poder? ¿Qué relación tienen con las anteriores generaciones de dioses?
La Titanomaquia
Un mundo nuevo intentaba abrirse paso desde las entrañas del rey titán Crono. Asustado por la profecía de Urano, su propio padre, Crono creía que uno de sus hijos acabaría con él para hacerse con el poder. Lo que al principio era una vocecilla en su cabeza se convirtió en una auténtica paranoia. Su glorioso reinado, la Era de los Titanes, que parecía iba ser eterna, podría finalizar en el momento que Crono tuviera un hijo. Así que, a medida que iban naciendo las criaturas, Crono se las arrebataba a su asustada madre y las devoraba. Hestia, Hades, Deméter, Poseidón, Hera… todos los pequeños dioses fueron merienda para su terrorífico padre.
Pero Rea, mujer de Crono, tuvo una idea mientras esperaba al sexto bebé. A éste lo escondería y le entregaría a Crono una piedra envuelta en pañales para el almuerzo: de esta manera el pequeñín podría salvarse y crecer.
Un plan sin fisuras
Así fue… El pequeño Zeus se convirtió en un dios poderoso y enérgico. Rea, su madre, le encargó a Metis -(Μῆτις) hija de los titanes Océano y Tetis- que se encargara de la formación del muchacho. Ella le enseñó a razonar e imaginar, a trazar astutos planes y a hacerse querer como líder. Cuando el momento adecuado llegó, Zeus se hizo pasar por copero y le sirvió a su padre un brebaje preparado por Metis, de un sabor tan desagradable que Crono tuvo que vomitar a los 5 hijos que se había comido.
Los dioses se preparan para la batalla
¡Por fin libres! pensaron los dioses. Pero aún no se había resuelto el problema. Los 6 hermanos querían venganza por el mal trato sufrido. Por su parte, Crono tampoco pensaba dejarles libres tan fácilmente, podían quitarle el poder en cualquier momento. Una gran guerra se cernía sobre el mundo.
El bando de los Crónidas
Zeus y sus hermanos, llamados los Crónidas por ser hijos de Crono, reunieron a sus aliados:
- los cíclopes y los hecatónquiros, que habían sido liberados de las profundidades del Tártaro donde los había encerrado Urano al nacer.
- También estaba con ellos Hécate (Ἑκάτη), hija de Asteria y nieta de los titanes Ceo y Febe. Su papel está relacionado con la magia y la hechicería, pero también con la luna y el cielo. Protegía a todos contra los espíritus malignos.
- Estigia (Στύξ), hija de Océano y Tetis, se unió junto a sus 4 hijos: Crato (Κράτος), que era la fuerza masculina y el poder; Zelo (Ζηλος), el fervor y la dedicación; Bía (Βία), que representaba a la fuerza femenina y la violencia; y Nike (Νίκη), la victoria.
- Temis (Θέμις), una de las titánides actuaba como consejera, ya que su especialidad era la justicia y el orden; y Prometeo (Προμηθεύς), hijo del titán Jápeto, sería la previsión y premeditación.
Todos juntos ofrecieron un sacrificio a Gea y Urano el cual se vio bendecido por el vuelo de un águila, que era muy buena señal. Contento y esperanzado, Zeus puso el altar en el cielo formando la constelación llamada Ara. Por si acaso algo fallara y las fuerzas flaquearan, los cíclopes les dieron unos regalos muy especiales: unos potentes rayos a Zeus, el tridente para Poseidón y el casco de la invisibilidad para Hades.
El bando de los titanes
En el bando contrario lucharon Crono y sus hermanos Ceo, Crío, Hiperión y Jápeto, con el que iban sus hijos Atlas (Ἄτλας) y Mecenio (Μενοίτιος) -su hijo Prometeo se alió con Zeus-. Además se sumó Egeón (Αιγαιων), hijo de Ponto y Gea, que aportaba al grupo la fuerza colosal del mar.
La gran guerra
La guerra duró 10 largos años y todos los participantes se emplearon a fondo. Los hectónquiros lanzaban rocas sin parar-recordemos que cada uno tenía 100 brazos-, mientras Zeus disparaba sus rayos y Poseidón removía los mares con su tridente. La energía liberada de esta batalla sin igual hizo que surgieran nuevas islas, los volcanes entraran en erupción y toda la tierra se sacudiera intensamente. En efecto, un nuevo mundo estaba naciendo de la cruenta guerra.
Cuando los titanes fueron derrotados y encarcelados en las profundidades del Tártaro, los jóvenes Crónidas (Zeus, Hades y Poseidón) se repartieron el botín. Hay dos versiones en cuanto a cómo hicieron el reparto. Por un lado, todos aclamaron vencedor a Zeus, por lo que le nombraron señor del cielo. Después, éste otorgó a cada uno de sus hermanos uno de los otros reinos, siendo ayudado por Gea, la madre tierra. Otra versión dice que lo echaron a suertes entre los tres, dando como resultado que Poseidón se quedaría con el mar, Zeus con el cielo y Hades con el inframundo.
¿Qué pasó con los titanes?
Los titanes fueron encarcelados en el Tártaro, donde serían custodiados por los hecatónquiros para que nunca jamás volvieran a salir. Atlas, el más formidable de los enemigos de los dioses, recibió un castigo a su altura. Su destino sería sujetar el peso del cielo sobre su espalda por toda la eternidad. Al final, sus portentosos músculos se solidificaron, dando lugar a la cordillera del Atlas, que separa el Mediterráneo del océano Atlántico.
Como no podía ser de otra manera, Crono, el instigador de toda esta historia, habría de cumplir la despiadada misión de contar el tiempo. Segundos, minutos, horas… Años… Milenios… Eones… Crono contaría el infinito sin descanso.
Resumen de la Titanomaquia
¡Uf! Menuda historia… Vamos a resumir los eventos de la Titanomaquia para aclararnos un poco:
- Crono derroca a su padre Urano.
- Crono se convierte en un auténtico tirano.
- Crono se come a sus 5 hijos mayores. Sólo se salva Zeus, que es el sexto.
- Zeus crece escondido en Creta. Engaña a Crono para que vomite a sus hermanos.
- Zeus y sus hermanos se rebelan contra Crono. Ellos son los dioses olímpicos.
- La guerra dura 10 años.
- Los dioses olímpicos ganan la guerra. Zeus y sus hermanos, Poseidón y Hades, se reparten el mundo.
- Zeus se convierte en el rey del cielo y la tierra.
¿Quiénes son los dioses olímpicos?
Primera generación
Tras la Titanomaquia, Zeus y sus hermanos se repartieron el universo: Poseidón se quedó con los mares, Zeus el cielo y Hades el inframundo. Los tres gobernaban conjuntamente sobre la tierra. Zeus se casó con su hermana Hera. Ahora sólo quedaban sus otras hermanas, Deméter y Hestia para completar la primera generación.
Segunda generación
En la segunda generación la cosa se complica algo más, puesto que las relaciones entre dioses son bastante complejas. Principalmente encontramos en este grupo a los hijos de Zeus. Con su mujer, Hera, tuvo a Ares; con Leto a los gemelos Apolo y Artemisa, con la pléyade Maya a Hermes y con Sémele a Dioniso. Atenea nació directamente de la cabeza de Zeus y, para no ser menos, Hera tuvo a Hefesto sin ayuda de su marido.
Por su parte, Afrodita es de la familia pero va por libre. Si viajamos al pasado, veremos como Urano, dios del cielo, estaba muy celoso de los hijos que tenía con Gea, la tierra. Como no los soportaba, decidió encerrarlos a todos en las profundidades del Tártaro. Los jóvenes titanes se revelaron y, tras una lucha colosal, Crono, el más pequeño, le cortó los genitales a Urano. Los lanzó al mar, y de la espuma nació la bella Afrodita. Ante tanta belleza, el mundo nunca volvería a ser el mismo.
En resumen, los dioses olímpicos son 12, que es un número de gran significado en la religión griega. El culto a los 12 surge en Asia Menor durante el periodo arcaico, y se establece en Grecia durante el siglo V a.C. Había 12 altares en el Ágora de Atenas.
Los dioses olímpicos, por tanto son:
Hades no se considera un dios olímpico porque vivía en el inframundo donde estaba muy ocupado con sus negocios. De Hestia, otra de las hermanas de la primera generación, se dice que suele dejarle su puesto como diosa olímpica a Dioniso. Aún así, incluyo a ambos en el árbol genealógico por ser hijos de los titanes Crono y Rea y tener un papel muy destacado en la mitología griega.
¿Por qué se llaman dioses olímpicos?
Los dioses olímpicos lo son porque vivían como reyes en la cima del monte Olimpo. Eran los dioses más importantes del panteón griego.
¿Dónde vivían los dioses olímpicos?
Esta gran familia divina vivían en mansiones de cristal y bronce en la cima del monte Olimpo, que es la montaña más alta de Grecia con 2918 metros. Ningún humano pudo alcanzar su cima hasta el año 1913. Además, el Olimpo es uno de los Ourea, hijos de Gea y Urano, las montañas más importantes que conocían los griegos, por lo que el lugar era lo más sagrado de Grecia.
Según las fuentes literarias, al Olimpo se accedía atravesando unas enormes puertas de oro en la subida a la montaña. Cada puerta estaba custodiada por las Horas (Ὧραι, diosas del orden y las estaciones), quienes decidían si el visitante era o no digno de entrar en la casa de los dioses.
Pero la realidad era que ningún mortal había llegado nunca a ver el Olimpo. Zeus era el dios que controlaba el cielo, se encargaba de mantenerlo muy oculto entre las nubes. Si alguien intentaba colarse, los dioses le castigarían como poco, con una buena tormenta. Sólo algunos mortales elegidos pudieron llegar al Olimpo. Uno de ellos fue Heracles, quien realizó tantas hazañas que los dioses premiaron su esfuerzo convirtiéndole en uno de ellos.
¿Qué diferencia hay entre los titanes y los dioses olímpicos?
La principal diferencia entre los titanes y los dioses olímpicos era su tamaño: los titanes eran gigantescos comparados con los olímpicos. Éstos eran la tercera generación de dioses y vivían en el monte Olimpo; por su parte los titanes eran la segunda generación y vivían en el monte Otris.
¿Qué características tenían los dioses olímpicos?
Los dioses olímpicos de la antigua Grecia eran los seres más especiales que habían existido hasta ese momento. Mejoraban a su generación anterior, los titanes, puesto que habían conseguido escapar del frenesí devorador de Crono. Con el reinado de los dioses olímpicos, el mundo comenzaba una nueva edad de oro, donde el orden y la armonía triunfarían.
¿Cómo eran los dioses olímpicos?
Los dioses olímpicos tenían forma humana y aspecto magnífico, eran inmortales y gozaban de eterna juventud. Aún así podían resultar heridos temporalmente. Por sus venas corría icor (ἰχώρ) en vez de sangre; una sustancia que era venenosa para los humanos.
Cada uno de los dioses representa un aspecto o idea de la vida, que se enfatiza con los atributos propios del dios. Sus emociones, virtudes y defectos son totalmente humanos. También se parecían a los mortales en su forma de relacionarse entre ellos.
¿Qué comían los dioses griegos?
Para mantenerse estupendos durante toda la eternidad, los dioses olímpicos tomaban, principalmente, néctar y ambrosía. Ambrosía (ἀμβροσία) significa, literalmente, inmortalidad. La ambrosía tenía propiedades curativas, ya que en muchas ocasiones los dioses la utilizaban como ungüento para recuperarse de sus lesiones.
¿Cómo era la relación entre dioses y humanos?
Los humanos adoraban a los dioses, les construían templos y les ofrecían sacrificios rituales. También celebraban a lo largo del año distintas fiestas en su honor. Algunos dioses eran más populares que otros y contaban con más seguidores.
La relación entre dioses y humanos era amistosa. En muchas ocasiones la cosa iba a más y surgía el romance entre ambos. Los hijos que nacían de estas relaciones eran héroes o semidioses y, normalmente, llevaban vidas llenas de aventura.
Pero los dioses podían tener un genio espantoso y eran bastante caprichosos. Si no conseguían lo que querían, eran capaces de infligir a los humanos castigos horribles.
¿Cómo era el culto a los dioses olímpicos?
Los dioses tenían dedicados templos por todo el mundo griego. En ocasiones se les adoraba juntos en el mismo lugar. Los templos eran custodiados por sacerdotes -o sacerdotisas- específicos, que debían cumplir una serie de requisitos para poder ejercer su profesión con verdadera devoción. Si fallaban en algo, el dios al que representaban se enojaría y, con toda seguridad, les castigaría.
Sacerdotes y fieles ofrecían sacrificios a los dioses de manera regular. Se entonaban himnos que cantaban las alabanzas del dios y se celebraban fiestas, procesiones y rituales en las que participaba toda la comunidad.
El culto a los dioses no era uniforme en toda Grecia. Cada región tenía preferencia por unos frente a otros. Es más, incluso orando al mismo dios, en unas zonas se destacaban unos aspectos de su divina imagen y en otras, otros diferentes. El factor común era intentar a toda costa que los dioses no se enfadaran. Había que evitar la cólera divina…
¿Qué poderes tenían los dioses griegos?
Los dioses olímpicos podían recorrer largas distancias en poco tiempo. Eran capaces de transformar su apariencia y también la de los mortales a su antojo. Tenían muy desarrollados la vista y el oído: escuchaban las plegarías que se dirigían a ellos desde la tierra y podían ver lo que pasaba sin estar allí. También ayudaban o perjudicaban en las situaciones según sus intereses aún estando lejos.
Además, cada uno de ellos tenía un talento especial que les diferenciaba del resto y les hacían más cercano a unas personas u otras. El culto a los 12 dioses olímpicos cubría todos los aspectos de la vida griega: no había nadie que no pudiera encomendarse a algún dios en caso de necesidad.
¿Cómo pueden morir los dioses griegos?
Según Hesíodo, si un dios dejaba de comer durante un año, podría caer en coma o perder su vitalidad. Las heridas en las batallas tampoco acababan con ellos, aunque sentían dolor y necesitaban cuidados para reponerse de los golpes recibidos
Pero morir, morir, como que no. ¡Para algo eran inmortales!
¿Se sigue adorando a los dioses olímpicos?
El culto a los 12 dioses olímpicos finalizó en Grecia con la llegada del Cristianismo, primero, y el Islam después. Cuando Grecia se independizó del Imperio Otomano en 1821 adoptó la fe ortodoxa como religión oficial del Estado. En las últimas décadas ha habido un movimiento revisionista de la cultura clásica, gracias al cual diversos grupos están recuperando el culto a los dioses olímpicos. Este resurgimiento de la antigua religión se hace llamar helenismo o dodecateismo (Δωδεκαθεϊσμός) -por los 12 dioses- y no está exento de polémica.
Dioses griegos… y romanos
Cuando los romanos comenzaron a forjar su imperio, se fijaron en los griegos y su mitología les pareció que podría adaptarse muy bien a sus creencias y propósitos. Los dioses griegos y los romanos son, prácticamente, los mismos. En algunos casos se cambiaron algunas características típicas del dios: se le dan más poderes o se modifican, puede que abarque más ideas que en el mundo griego. Casi todos los dioses olímpicos cambiaron de nombre al mudarse a Roma. Vamos a verlos: